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La nueva normalidad

A finales de abril, luego de haber cumplido con los 40+ días de cuarentena la Ministra de Gobierno, María Paula Romo, anunció que el Ecuador estaba por terminar la etapa de aislamiento para dar paso al distanciamiento social. Basta con ver un noticiero o leer el periódico para comprender el protocolo que se implementó, para evitar una nueva ola de contagios.

Sin embargo, ¿sabemos cómo nos afecta esta «nueva normalidad»?


Y es que, aunque la idea de retomar la rutina de trabajo y estudios es atractiva, para muchos la noticia puede ser fuente de ansiedad y miedos.

En los últimos meses, la mayoría de nosotros hicimos de nuestras casas un refugio, implementamos medidas de seguridad y limitamos las salidas. En algunas familias el confinamiento fue completo y recurrieron a abastecerse a través de las aplicaciones de delivery. Pero una vez que empezamos a salir, las restricciones han disminuido y poco a poco somos cada vez más personas las que regresamos a nuestras responsabilidades laborales y de estudio fuera de casa.

La idea que al salir ya no estamos 100% protegidos, es una pensamiento que puede preocupar a cualquiera. Y efectivamente, desde que acabó el aislamiento y hemos retornado a nuestra rutina diaria hemos perdido un poco el control sobre nuestra protección.

Nuestro objetivo ahora debe ser tomar las debidas precauciones y aplicar medidas razonables. 

En un estudio publicado en la revista The Lancet, los autores indican que los efectos psicológicos de quienes estuvieron en cuarentena se pueden evidenciar meses y hasta años después de haber terminado el confinamiento.

¿Qué es lo que me causa ansiedad?

Con las cosas regresando a la «normalidad», es decir dejando el aislamiento, podemos empezar a sentir poco de ansiedad o nervios. Esto se da porque sabemos que con cada salida existe el riesgo de contagiarnos. Básicamente, es el pensamiento «nada me garantiza que las personas con quienes interactúe no tengan o hayan estado con alguien que tenga el virus». Como mencioné anteriormente, al salir perdemos el control.

Para combatir la incertidumbre y el miedo, lo más recomendable es que sigamos las reglas impuestas. No importa a donde nos dirijamos, lo importante es ir informados de los protocolos establecidos por cada lugar. Si vamos a ir al trabajo, al supermercado, a un centro comercial o donde el doctor, debemos buscar información en línea o contactar con el lugar con antelación para conocer su protocolo de seguridad.

Tenemos que tener claro que las cosas no van a ser como antes, no vamos a regresar a la normalidad, al contrario estamos a creando una nueva normalidad. 

Tal como lo indicó James C. Cobb en un artículo para la revista Time, si nos basamos en hechos históricos, una vez que termine la pandemia por el COVID-19 las cosas no van a regresar a la normalidad.

“La Gran Depresión finalmente pasó. Pero tanto a nivel individual como gubernamental, el final no señaló un retorno al status quo”, indica Cobb.

La cuarentena que vivimos por el COVID-19 dejó una huella en cada uno de nosotros. El miedo al contagio y la ansiedad pueden persistir, porque ahora estamos socializando con un mayor número de personas. Para otros, es este el momento de elaborar el duelo a las pérdidas que cada uno haya tenido en este tiempo.

Tenemos que recordar que el ser humano tiene la capacidad de recuperarse de las crisis a las que se enfrenta gracias a nuestra capacidad de resiliencia.

Sin embargo, estos últimos meses pueden haber sido particularmente difíciles para nosotros, algún familiar o un amigo cercano. Si sientes que la situación es más compleja y no sabes como responder correctamente, recuerda que te puedo ayudar.